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Oaxaqueños sin monopolios que los dirijan.

  • Foto del escritor: fundaciondesime
    fundaciondesime
  • 11 jun 2019
  • 2 Min. de lectura


Comienzan a exportar su propio café sin intermediarios. Después de tantos años de lucha y de batalla contra de los engaños y prácticas desleales del gobierno, de empresas e intermediarios, la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA) determinó en el 2015 constituirse en empresa social para hacer la maquila y envasar el café orgánico producido por sus agremiados, fundamentalmente de comunidades indígenas y marginadas.


Y con la adquisición de un beneficio seco certificado también como orgánico y maquinaria de alta tecnología, con recursos propios y financiamiento gubernamental, han podido romper las barreras de la comercialización y hora exportan el grano directamente con sus marcas a Estados Unidos, Canadá, Japón, Reino Unido y a algunos otros países de Europa.

La organización también maquila el café de otros centros sociales y hasta de compañías privadas, en ocasiones también ayuda a comercializar su producto en el extranjero con su cartera de clientes, pero siempre con el principio de la honestidad.


El dirigente dijo que la UNTA, tuvo su origen a principios de la década de los 80´s, cuando campesinos de municipios de diferentes regiones decidieron crear algunas organizaciones y así estar en posibilidades de comercializar directamente el grano, para derrotar al desaparecido Instituto Mexicano del Café (Inmecafé) porque controlaba el mercado en beneficio de la Confederación Nacional Campesina (CNC), un apéndice del PRI.



“No había ninguna otra manera (de comercialización); era un monopolio del gobierno”. Además, los cafeticultores para generar marcas, sus propios mercados y exportar, debían contar con un beneficio seco y para tener un beneficio así, se necesitaba un permiso de exportación. “Entonces, se generó la discusión de ¿Quién fue primero, el huevo o la gallina?”, agregó.


De esta manera, destacó que los campesinos empezaron a apostar por la producción orgánica del café y por un acercamiento con la asociación internacional de agricultura biológica y especialmente, con el sacerdote holandés de Santa María Guienagati, Frans Van der Hoff, creador de la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo (UCIRI) y pionero del llamado comercio justo, para iniciar los trabajos de comercialización en el extranjero.



“En Ecatepec, había un beneficio seco y nos dieron chance de meter nuestro café; esa fue nuestra primera experiencia. Después maquilamos en algunos beneficios privados”, añadió.

Sin embargo, subrayó que los campesinos decidieron apartarse cuando la corrupción llegó a esas organizaciones y así iniciaron su propio caminar hasta conformar, en 2009, a la UNTA con 12 organizaciones de cafeticultores de San Pedro el Alto, Santiago Atitlan, Santiago Zacatepec, Huautla de Jiménez, San Marcial Ozolotepec, Santa Cruz Zenzontepec y San Juan Teponaxtla, entre otras comunidades, donde participaban alrededor de cinco mil productores.




Edición: Nefertari.

 
 
 

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